
Pero de las mejores cosas de esos días fué el ambiente que se respiraba en la ciudad. Estaba a reventar de gente, todos con ánimo de fiesta, y con un clíma estupendo. El grán día se despertó soleado y fuimos a unos jardines donde se juntaba la gente para empezar a beber, con música en directo y muy buen rollo en general. Aquello parecía la fiesta de la primavera. Luego la movida se fue trasladando a lo largo de la ciudad inundando calles y atestando de gente la rivera del río, para acabar la fiesta por la noche en las discotecas. Y al día siguiente más y más.

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